Proyecto Festival del río
Visión Suroeste y Museo Maja

El Museo Maja y Visión Suroeste, en una alianza que tejen por primera vez, representan el nodo Suroeste del proyecto Imaginar Futuro 2022. Su proceso: el Festival del río. Un proyecto que busca recuperar las memorias familiares de río Frío para reflexionar acerca de sus usos, transformaciones, vecindades y ayudar a diseñar prácticas de regeneración de su cuenca. Este afluente es fundamental para el territorio pues une a los municipios de Támesis y Jericó y es de donde toma su agua La pintada.

El proyecto inició con una recolección de fotos e historias sobre el río en cada uno de los municipios anfitriones del Festival: Támesis y Jericó. Avanzó con un Peregrinaje al río en el que participaron 43 líderes sociales, empresariales y juveniles del territorio y continuará, el próximo domingo, 13 de noviembre, con su evento central: el Festival del río, una jornada de música, gastronomía, siembra, pintura, tejido y tirada de charco en el sector conocido como La tenería. El último momento de este proyecto será en diciembre con la inauguración de una exposición en el Museo Maja de Jericó, donde se representarán las principales memorias y reflexiones surgidas a partir de este proceso de cuidado.

Hitos etapa 1:
recolección de fotos e historias sobre paseos al río

Experiencia en el municipio de Támesis: La primera jornada de recolección de fotos fue en el municipio de Támesis, el lunes 3 de octubre de 2022. Desde las 10:00 a.m., el equipo de Visión Suroeste más una fotógrafa contratada para acompañar la jornada, estuvo en el Parque Educativo del municipio para el encuentro con la comunidad. A esta actividad llegaron dos personas a compartirnos sus fotos y sus memorias, sin embargo, a pesar de esta poca participación recibimos más de 50 fotos a través de Wathsapp y de las redes sociales del movimiento.

Foto de María Fernanda Montoya

Hallazgos/ Reflexiones: Las personas con las que conversamos coinciden al decir que el río se ha transformado y que si queremos que las siguientes generaciones disfruten de su paisaje es fundamental desarrollar acciones de protección, a la pregunta de si el río pudiera hablarte, ¿qué te diría?, Ana María Gil contestó: “Cuídame”. Como principal obstáculo para lograrlo, las personas mencionan la privatización de su cuenca y la deforestación que han significado los cultivos de aguacate y de pino.

Respecto a los recuerdos y memorias, en su mayoría son familiares. Este lugar ha significado descanso y encuentros profundamente emocionales con detalles muy divertidos respecto al uso del paisaje. Sor Ospina, cuenta por ejemplo, que durantes los paseos familiares más largos -varios días de acampada- ponían la carne en una bolsa y la echaban al río, sosteniéndola con piedras y palos para que la corriente no se la llevara, porque las aguas del río son tan frías, que permiten conservar alimentos. Lo mismo hacían con gaseosas y cervezas.

La gente también recuerda la presencia de animales como vacas y caballos en las riberas y sus interacciones cercanas con ellos, además de la posibilidad de avistar el carismático gallito de rocas en el camino hacia el río.

Experiencia en el municipio de Jericó: La segunda jornada de recolección de fotos fue en el municipio de Jericó, el día viernes, 7 de octubre de 2022. La actividad se desarrolló en el Centro de documentación del Museo Maja. Lamentablemente ese día nadie fue a compartirnos sus fotos, sin embargo, gracias a invitaciones hechas de manera particular logramos recoger fotografías de paseos, caminatas y cabalgatas al río. Además, a través de las redes sociales de Visión Suroeste logramos sumar algunas fotografías y relatos más.

Familia Santa. 1960

Hallazgos/ Reflexiones: La falta de acogida de esta iniciativa nos muestra que es posible que en el municipio de Jericó no sientan tanto arraigo por el río, a pesar de que el 30% de su recorrido está allí, así como su nacimiento y la vereda que le da su nombre. Sin embargo, en esta recolección de fotos pudimos encontrarnos con relatos sobre formas de relacionarse con el río, diferentes a las del municipio de Támesis: cabalgatas, caminatas y pesca. Sobre esta última es importante señalar que varias de las personas con las que conversamos nos hablaron de lo mucho que pescaron en el río y de las grandes cantidades de zabaletas que sacaban, un pez mediano y de mucho sabor.

Otra explicación para la falta de acogida en Jericó, como señala Nelsón Restrepo de la Asociación Amigos del MAJA, es que las tres veredas del municipio de Jericó pertenecientes a la cuenca han sufrido un proceso de despoblamiento por diversos factores como la violencia en los 90s y la llegada de plantaciones forestales industriales en la década del 2000, que compraron a propietarios locales instalando un modelo de producción que se caracteriza por baja intensidad de mano de obra (excepto en tiempos de siembra y cosecha), que en el presente se nutre de colaboradores que de desplazan desde cascos urbanos y en algunos casos de mano de obra “flotante”, sin un sentido de arraigo como en tiempos anteriores. Durante esta década, se han instalado plantaciones agroindustriales de aguacate hass, que aunque más intensivas en mano de obra, también se sostiene con mano de obra de otras zonas de los municipios.

Entre los relatos que nos encontramos en este municipio, uno de los más significativos fue el de Ana María Cañas, una mujer, de familia jericoana, que dejó el país muy pequeña y en uno de sus viajes de visita conoció el río, pescó y además, encontró un esqueleto de lo que parece que fue una vaca. Hace un año Ana María regresó a vivir en el territorio y en la búsqueda de nuevos espacio y significados la fotografía y la escritura han sido sus buenas aliadas.

Esta jornada también nos sirvió para acercarnos a aliados que serán importantes en el desarrollo del proceso del Festival: Jericó Hass Company, Vive Bailando y la Mesa Técnica de Jericó.

Hitos etapa 2:
Peregrinaje al río

Preparación: Para convocar al grupo de peregrinos y peregrinas al río, realizamos una convocatoria telefónica, de manera individual y a través de cartas dirigidas a empresas forestales y de cultivos de aguacate presentes en la zona.  Además, desarrollamos una metodología de recorrido y experiencia, liderada por el equipo de Visión Suroeste y diseñada a partir de dos visitas previas al sector de La tenería en Jericó. En estas visitas se logró un acuerdo con los y las habitantes de la finca La tenería para que nos brindaran la alimentación del peregrinaje y apoyo logístico con todas las actividades relacionadas con el Festival. Esta finca es fundamental en nuestro proceso pues es el punto de llegada y de referencia para paseantes y vivientes de la vereda Río frío.

Se contrataron tres vehículos para la llegada hasta el punto de encuentro: una escalera desde Támesis y dos Jeeps desde Jericó. Además, previamente le enviamos a las personas invitadas toda la información necesaria para disfrutar de su experiencia de peregrinaje:

Experiencia del peregrinaje: En cada uno de los dos municipios la experiencia inició a las 7:30 a.m. con la llegada de los y las peregrinas hasta los puntos de encuentro. El recorrido, en tiempo, es similar, desde cada municipio, hasta el punto de encuentro en La Tenería: cerca de una hora. A las 9:00 a.m. nos encontramos en este sector para realizar una presentación de cada participante, diciendo su nombre, municipio, proceso al que pertenece y qué le arraiga al territorio. Ese día contamos con la participación de 45 personas de procedencias y procesos variados: representantes de las empresas que intervienen la cuenca, líderes de acciones comunales y mesas ambientales, asociaciones productivas campesinas, habitantes de La pintada y representantes de sus procesos de cuidado del medio ambiente, jóvenes con interés en la fotografía y el contenido audiovisual, jóvenes líderes de procesos de participación, músicos, turistas, nuevos habitantes del territorio y niñas. Durante esta bienvenida, le propusimos a los y las peregrinas abrazar las palabras del río y escucharlo, inspiradas e inspirados por la pregunta: ¿qué te dice el río?

Tras la presentación caminamos por cerca de 15 minutos hasta un charco, el clima nos permitió disfrutar del paisaje y zambullirnos en el río. En ese punto conversamos y media hora más tarde hicimos una primera conversación sobre el paisaje que habitamos, yendo de lo macro  -los Andes Tropicales-, hasta lo más próximo, la cuenca del río Frío. En este espacio escuchamos a Gonzalo Pérez, un hombre mayor que nació en la vereda El tacón, donde nace uno de los afluentes del río, que nos contó sobre sus recuerdos de infancia, entre ellos el tránsito de arrieros que abrían caminos para comerciar con huevos, leche y mantequilla, y que se desplazaban entre caminos reales que conectaron a Támesis y Jericó, y también a Andes y Jardín.

Después de esta conversación, hicimos una meditación en la que recordamos nuestro recorrido hasta llegar a ese punto, agradecimos al agua que nos nutre, nos da vida y nos refresca y nos comprometimos a poner nuestros talentos al servicio de su cuidado, en especial, al cuidado de esa cuenca. Seguimos hacia La Tenería para recibir nuestros almuerzos y enseguida, pasamos al punto donde realizaremos el Festival del río para sembrar un roble como símbolo de nuestro compromiso de protección y regeneración del río. Esta actividad fue liderada por Raúl, un campesino de la zona, líder social, que nos enseñó cómo sembrar un árbol.

A continuación caminamos hasta el sitio conocido como el Estadero y Balneario Río Frío para almorzar y de nuevo, tirar charco. Disfrutamos del fiambre y nos relajamos para conversar, hacernos mascarillas con las piedras del río y celebrar el sol que nos acompañó durante toda la jornada. En conversaciones informales seguimos reflexionando sobre las memorias y la importancia del cuidado del río. En este espacio estuvimos cerca de dos horas.

Finalmente, caminamos hasta la escuelita de la vereda donde actualmente estudian 8 niños y niñas y es la sede de la Junta de Acción Comunal. Allí compartimos algunas de las fotos que hemos coleccionado durante nuestras jornadas de memoria y dimos la bienvenida a nuestro círculo de la palabra con una intervención musical a cargo del arqueólogo y músico, Pablo Aristizábal. En este espacio hicimos una nueva ofrenda, esta vez con hojas de coca, para agradecer al río por su vida, inhalamos y exhalamos para elaborar nuestras emociones y prepararnos para la conversación. 

Hallazgos y reflexiones: La palabra empezó a rodar respondiendo a la pregunta que nos habíamos hecho al inicio de la jornada, y aunque las respuestas fueron muy variadas hubo consenso al hablar de descanso, apertura, fluidez y cuidado de la cuenca. “El río me dijo que quiere seguir siendo, que quiere seguir acariciando nuestros sentidos, que quiere seguir siendo generador de vida”, contó uno de los participantes. 

Las representantes de las empresas aguacateras que asistieron al encuentro, se comprometieron a liderar acciones para la regeneración de la cuenca y escucharon atentamente a quienes plantearon el problema de la privatización de este espacio. Respecto a este tema es importante decir que la privatización de la cuenca ha transformado las dinámicas de los y las habitantes del río, pues muchos de los espacios que anteriormente estaban destinados para el disfrute del río, hoy son lotes privados por los que las comunidades no pueden circular.

Kelly de la empresa aguacatera Cartama: “el mensaje que recibí de río frío fue que debemos luchar por su protección, sé que vengo de una empresa privada, y no sé si está bien o mal lo que voy a decir, pero el borde del río no es de la empresa privada, entonces yo creo que ir a luchar por ese espacio que le pertenece al río y que está plasmado en muchos Planes de ordenamiento territorio y en muchos Pomcas de autoridades ambientales es la comunidad la que tiene que hablar y pedir y solicitar ese espacio que es del río, no son de las aguacateras, ni del dueño del ganado, ni mucho menos de las reforestadoras así siembren los árboles que ellos siembran al lado del río, no son de ellos. La invitación que me hizo el río es a luchar y a pedir ese espacio que le pertenece”

Las especies asociadas al río también aparecieron en nuestro círculo de la palabra. “Cuando inició la construcción de la escuela de río Frío, Filemón, un trabajador de la obra, amante de la pesca, un día se vió sin nada qué hacer y se fue con su varita de pescar a la piedra del estadero, ahí sintió el jalón de un animal inmenso. La noticia se propagó y entonces nosotros veníamos a pescar y llevábamos zabaletas por jiqueradas a nuestras casas. Las mujeres no estaban contentas porque llegábamos a que nos fritaran los pescados y a tomarnos los aguardienticos, reunidos con la familia, amigos y compañeros, y ellas se disgustaban mucho porque nos les gastábamos todo el aceite”, contó entre risas William Dávila, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Río Frío en Jericó. Hoy no es posible pescar zabaletas en este río.

Los mayores que nos acompañaron durante el encuentro se encargaron de cerrar el círculo, hablando de sus recuerdos de infancia y juventud en el río y de la importancia de realizar acciones que nos permitan recuperarlo. Además, nos compartieron parte de la mitología asociada al río: los habitantes de Támesis y Jericó se peleaban la pertenencia del río y de tanto jalarlo de allá para acá terminaron por crear sus famosos meandros, espacios donde el río corre sosegado y haciendo playas. Más adelante, hacía Támesis, se convierte en un afluente de aguas impetuosas que bañan rocas gigantes y alimentan una planta de generación de energía.

Hitos etapa 3:
evento central Festival del río

Preparación: durante las tres semanas previas al día del evento realizamos varias avanzadas para evaluar asuntos logísticos como la capacidad de carga del lugar, las necesidades respecto a la disposición del espacio, la estadía del personal logístico y su alimentación. Adelantamos conversaciones y negociaciones con habitantes de la vereda Río Frío con la intención de que el Festival también representará una oportunidad económica para sus familias.

Además desarrollamos actividades de adecuación y ambientación, contacto con bomberos y Policía, permisos en las alcaldías de los dos municipios, difusión en medios de comunicación locales y en las redes sociales de los aliados, preparación con los y las talleristas, compra de materiales, diseño y fabricación de la señalética y de los espacios de reserva cerca del río, consecución de carpas, mesas y sillas, alquiler de sonido y de tarima, construcción de tipis y baños secos, diseño y elaboración de camisetas y material de decoración como fotografías, e insumos para la iluminación.

El montaje principal inició el sábado, 12 de noviembre a las 8:00 a.m., con el desplazamiento del equipo de logística, 20 personas (10 de cada municipio: Támesis y Jericó) y finalizó el día del evento a las 9:00 a.m. previo a la llegada de los y las invitadas del Festival. Durante estas jornadas de trabajo contamos con el apoyo de varias personas de la vereda Río Frío, entre ellas personal de la finca La tenería y de la Reforestadora Río Frío.

 

Soy memoria de agua

Por: Maria Fernanda Montoya, Visión Suroeste.

Un relato sobre el Festival del río. 

Vereda río Frío, Támesis-Jericó, domingo, 13 de noviembre de 2022. Amanece temprano y rojo, como un presagio de un día importante. Lo es. Después de 5 meses de trabajar en el proceso del Festival del río, hoy es el día de celebrar la cuenca, de encontrarnos todas, todos, todxs. La meta temprana: ajustar los últimos detalles antes de la bienvenida a las 9:30 a.m: los caminos de aserrín, el registro, más carpas, las fotos en los árboles, la comida,… los últimos detalles parecen infinitos.

Las escaleras que salieron de Támesis y Jericó llegan al tiempo. Las saludamos con la alegría de encontrarnos con amigxs entrañables. “La energía se sentía como la de una familia extendida”, me dijo Jorjany, de Biophilia, al día siguiente, cuando nos cruzamos para hablar un par de minutos sobre el Festival. Y es que quienes amamos la vida y la protegemos, nos vamos tejiendo en una gran familia.

Saludamos el río con una ofrenda de semillas y frutos del territorio dispuestos en forma de una mandala; honramos el paisaje recordando sus ciclos: la semilla, el agua y el suelo donde se transforma en alimento. Después, armonizamos la energía y le pedimos permiso a la cuenca para hacer nuestro encuentro con un ritual de cantos y sonidos de la tierra, inciensos, limpias e interiorización. Los elementales sonríen regalándonos un buen clima de mañana.

Las ollas, el paseo por el río en flotadores, los tipis, la maraña, las bombas de semillas, el baño seco, el mercado La sonadora. El olor del sancocho marca el mediodía y trae la lluvia, que por supuesto, no podía perderse el encuentro: nos refresca, acompaña los talleres de fotobordado y pintura, y abre la tarima de artistas. El primer grupo, Vive Bailando, saluda al público con danza urbana. Ocho niños y niñas vinieron desde el corregimiento Palocabildo en Jericó, a decirle a la montaña que su manera de protegerla es con dicha, movimiento, risa, juego.

Ahora el monólogo científico sobre huella de carbono que monté hace 3 años y que entre los pinos y eucaliptos de la vereda reclama más acciones para cuidar el planeta. Los cuentos de Mario Moncada, cuentero tamesino, sobre una tortuga que va al cielo y a continuación, La merienda que con sus sonidos de Naturaleza se llevan la lluvia y traen un atardecer sereno. Me voy al río para agradecerle, sobre una roca le presento el cansancio, la euforia, la satisfacción, lo que siento. Entro al agua helada, floto. El río me limpia para empezar el siguiente capítulo: la noche.

Estrellas, luces marcando el camino de eucaliptos y en la tarima, el Colectivo teatral El duende loco: jericoanos con la magia de volver excepcional lo cotidiano. Una pausa para los agradecimientos: a la comunidad, al Museo Maja, a Comfama, de nuevo al río y al equipo que lo hizo posible. En el micrófono las rifas y las historias del corazón: “yo soy de Río Frío, en cualquier parte del mundo”, comparte Claudia, la ganadora de una de las camisetas del Festival. 

Para despedir la tarima, Cerro Bravo y sus sonidos andinos enruanados. Música inspirada en el paisaje, que nos recuerda que la esencia de la Naturaleza es la misma que nos habita y nos da energía para mover los pies, los hombros, la cabeza, para hacer la rueda de baile en la que estamos. Un último anuncio desde el micrófono: el cumpleaños de Visión Suroeste. Lo cantamos en coro, fuerte, saltando, deseándole bienestar y energía para avanzar en el camino de la regeneración del territorio, hasta el año 3.000.

El círculo de baile es ahora un gran círculo de fuego. De nuevo El duende loco nos cuenta historias y cuando se silencia, nos silenciamos todxs. Observo las chispas que salen de las brasas como estrellas miniatura, cuando se me acerca Albeiro a ofrecerme un café en aguapanela, mi favorito, -“¿como terminó el trabajo?”-, le pregunto, -“valió la pena, vea cómo está toda esa leña que recogimos”-, y me señala el fuego que nos acompañó desde el amanecer, el que encendimos con el encuentro, el que nos quedó adentro después de celebrar el río.

Hallazgos y reflexiones: la convocatoria del Festival superó nuestras metas. Habíamos calculado que al evento llegarían alrededor de 200 personas y en listados de asistencia se registraron 320. Este número además de ser muy significativo para nosotras, demuestra que en estos dos municipios hay interés por el cuidado del territorio y cada acción que convoque a esta causa, es bien recibida.

Los habitantes de la vereda Río Frío nos acompañaron y disfrutaron de todas las actividades de la jornada, pudimos conversar con estas familias que se mostraron agradecidas y sorprendidas por la organización y el diseño del evento. Además, con sus emprendimientos tuvieron ventas de más de $5.000.000.

Los y las jóvenes de los dos municipios y de algunos otros vecinos (Betania, Santa Bárbara, Jardín, Andes) también disfrutaron del Festival y se conectaron con su mensaje. Resaltamos la participación de la organización juvenil Mijos (con integrantes de plataformas juveniles y concejos municipales de juventud, y la plataforma departamental de juventud), con quienes desarrollamos nuestro taller de bombas de semillas y con quienes bombardeamos el espacio del Festival, como una manera de agradecerle al paisaje su generosidad por habernos recibido. La metáfora de las semillas se tejió en la palabra con la participación, cuidadanías juveniles, y regeneración social y ecológica. Con este grupo de chicos y chicas compartimos la gran fogata final y además, se quedaron acampando en el espacio y disfrutando del río y el sol, al día siguiente. Este encuentro y esta extensión del Festival al día siguiente, no la teníamos prevista, pero fue parte de la muestra de confianza y alegría que la comunidad nos compartió.

La gente nos preguntó por la siguiente versión y se entusiasmaron con la idea de seguir realizando este tipo de eventos en el territorio: abrazar a los ríos, las montañas, el paisaje. Para Visión Suroeste y el Museo Maja el gran aprendizaje fue sobre la confianza en nuestro trabajo y en el tejido que hemos desarrollado en la región, en la intención de generar relaciones duraderas que nos inspiren y nutran nuestra conexión con la Naturaleza y que nos permitan seguir profundizando en la reflexión sobre la democracia ambiental, el acceso al paisaje y su cuidado como un ejercicio de libertad, ciudadanía y proyección hacia el futuro.

Pinturas de niños y niñas

Hitos etapa 4:
exposición Festival del río

Preparación: tras revisar el material que se desarrolló durante las actividades del Festival y como parte de las memorias del proceso, realizamos, con el apoyo del curador del Museo Maja, Saúl Álvarez, la selección del material que se expondrá en el Hall del Teatro Santa María desde el 15 de diciembre, hasta finales de enero. 

La exposición contó con el apoyo del gestor cultural Diego Molina para su montaje y consta de 26 dibujos, fotografías y textos alusivos al proceso.

Texto de bienvenida a la exposición:

El Festival del río: un tejido, una memoria, una comunidad

Río Frío nos habló. Nos contó historias de charcos, paseos, zabaletas y sancochos. Nos mostró su transformación y nos pidió que le diéramos una abrazo de cuidado.

Esta exposición es el cierre del proceso del Festival del río que nació con la intención de celebrar la cuenca de Río Frío y reflexionar sobre su protección. Esculcamos en las memorias familiares, caminamos las montañas, nadamos y nos juntamos alrededor del fuego para confirmar que el paisaje nos constituye y que en él no hay límites: más que de Támesis o de Jericó, somos del Suroeste Antioqueño, hijas e hijos de la cuenca.

Compartimos esta colección de memorias del río, nuevas, antiguas, sonoras, audiovisuales, resignificadas a través del tejido y la pintura, para representar nuestro compromiso con el cuidado de la Naturaleza, la que habitamos y la que nos habita en una pulsión de amor generosa, permanente y delicada.

Somos el viento que refresca el espíritu.
Somos la luz que atraviesa el bosque.
Somos el pájaro que saluda el horizonte.
Somos rocas ancestrales.
Somos flores que colorean el camino.
Somos la semilla.
Somos la fiesta del agua.

registro del montaje

Experiencia de la exposición: inauguramos nuestra exposición el jueves, 15 de diciembre a las 7:00 p.m en el hall del teatro Santa María de Jericó.

En este evento nos acompañaron habitantes de la vereda Río Frío de Támesis que participaron de las diferentes etapas del proceso, miembros del equipo logístico del Festival residentes en Jericó, y otras personas jericoanas. Nelson Restrepo abrió el evento contando sobre el proyecto Imaginar Futuro y los diferentes procesos que se vienen realizando desde el Museo MAJA en alianza con Comfama, y además del inicio de la colaboración con Visión Suroeste que dio origen al Festival. Recordó la importancia que tuvo Río Frío en tiempos pasados para los habitantes de Jericó y la relevancia y acogida de esta primera versión en reconectar a habitantes de ambos municipios con la cuenca.

Después Sebastián Restrepo habló de la inspiración que dio origen al proyecto, de los recuerdos familiares en el río, de las transformaciones sociales y paisajísticas de esta cuenca. El agua como hilo que teje toda la vida en el planeta, el privilegio de habitar un territorio que es una estrella hidrográfica de importancia departamental, y la necesidad urgente de replantear nuestras relaciones con las cuencas, de regenerarlas, como símbolo fundamental de la regeneración ecológica y social en nuestra biorregión.

Mariangel Ospina, niña habitante de la vereda, nos habló sobre su amor por el río, por el paisaje, de lo mucho que disfruta bañarse en sus playas, y nos invitó a no tirar basura ni hacer minería. La introducción fue cerrada por Astrid Henao, quien resaltó la importancia que ha tenido el río en nuestras memorias de paseos familiares, en los alimentos tradicionales que hacían parte de las dietas y paseos y como se han ido perdiendo: “ cuando éramos niños comíamos cucas jericoanas con quesito del Río Frío”. Después dimos paso al video producido por el sistema de medios comunitarios de Támesis que narra las diferentes etapas del proceso a través de testimonios de sus participantes, tomas de sus paisajes y los diferentes momentos que vivimos en este proceso.  Durante su proyección compartimos té, galletas y chocolates con los asistentes.

Esta exposición permanecerá expuesta en el hall del Teatro durante el mes de enero (incluyendo los días del Hay Festival Jericó), para posteriormente ser instalada en el Parque Educativo Cartama del municipio de Támesis (fecha a definir en el marco del convenio de colaboración entre el MAJA y la Alcaldía de Támesis).

registro del encuentro

Hallazgos y reflexiones: este cierre del proceso del Festival nos emociona porque es la materialización de nuestra intención de dejar nuevas memorias sobre el río en el territorio y de mostrarle a la comunidad nuevas formas de celebrar y de cuidar el paisaje que habitamos. El Festival ha sido un proceso muy emotivo que nos ha convocado, desde la belleza y el disfrute, a compartir la palabra, las historias, los sueños y las ideas de un territorio unido por la Naturaleza, su transformación, su cuidado y su inspiración.

Nos acercamos al paisaje para indagar qué hay de él en nosotros y cómo desde esa unión mística y trascendente podemos aportar a su conservación, pues entendimos que dependemos de él para mantenerlos vivxs y alegres, para conservar nuestra tranquilidad y nuestra cultura, para imaginarnos un futuro que merezca la pena, en el que todas las formas de vida puedan florecer y aportar al equilibrio.

Pudimos agradecerle al paisaje, al río, a la montaña, su resistencia y su soporte, su belleza inagotable a pesar de nuestras transformaciones y de la ligereza con la que, a veces, nos relacionamos con él. Nos comprometimos a llevarlo con nosotrxs y a trabajar por su regeneración. El río y la cuenca están contentos.

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